La irrupción de WhatsApp y sus chat gratuitos está suponiendo una nueva forma de comunicación entre familiares y entre personas cercanas como pueden ser los amigos. Yo participo en dos, que coinciden con mis dos grupos de amigos más reconocidos. Se puede decir que está suponiendo casi un reencuentro con ellos, todo llenos de obligaciones familiares y profesionales. El tono suele ser ligero y jocoso, lo que provoca algún que otro enfado sin importancia. Por otro lado, es común que la inicial adicción que provocan estos chat, sea contrarrestada por una rápida reacción de las mujeres o parejas en forma de bronca, ya que ven cómo pierden parte de las atenciones a las que tan mal están acostumbradas. 

He de reconocer que yo también caí en esa adicción pasajera del chat, pero los beneficios han sido múltiples. Además del reencuentro oxigenante con los amigos, está el de la imaginación, el de unidad y apoyo, el de la risa (que dicen da años de vida)… y, además, en mi caso, el del deporte.    

Después de la cena de Navidad con uno de estos grupos de amigos, escribí que con el cansacio (léase resaca), no podría bajar a entrenar. A ese mensaje continuaron otros relativos al footing y a sus beneficios, siempre en tono jocoso. Pero curiosamente, uno de mis amigos, el gran David del Campo @planetadialogo, tenía en mente comenzar a correr y lanzó el reto: ¿A que no hay hu_v_s para finalizar el día 1 de abril el Medio Maratón de Madrid?

Y sí, los hay. Ayer comenzamos el mismísimo David y yo, y en espera de algún otro valiente, a entrenar. Fue una sesión suave, muy suave, pero ideal para desentumecer esos músculos y huesos otrora en forma.

Os iré comentando nuestro progreso y si somos capaces de alcanzar nuestra meta, y de paso convertirnos en unos happy runners.  Y, por cierto, ya que estamos me voy a leer el libro de Murakami De qué hablo cuando hablo de correr (Tusqutes Ed.).