En estos días ando inmerso en la lectura de varios libros… ¡vaya, como siempre! … y uno de ellos es El arte de cautivar, de Guy Kawasaki, y que ya he recomendado en este blog con un post.
El señor Kawasaki nos habla que la preparación es imprescindible para tener éxito, y que una de las mejores herramientas para antes de lanzar un proyecto es hacer un pre-morten.
Siguiendo a la Wikipedia (y usando el traductor de Google), podemos saber que un pre-mortem es una estrategia empresarial en la que imagina un gerente que un proyecto u organización ha fracasado, y luego trabaja hacia atrás para determinar lo que potencialmente podría llevar al fracaso del proyecto u organización.
Así podemos analizar la magnitud y la probabilidad de cada amenaza, y tomar medidas preventivas para proteger a la organización o proyecto de sufrir una «muerte» prematura.
El señor Kawasaki nos dice lo siguiente al respecto en El arte de cautivar:

Rara vez los post mórtem se hacen tras la muerte de productos, servicios u organizaciones porque no hay tiempo o dinero para estudiar algo que ya está muerto, ya no queda nadie para estudiar lo que ha pasado y los empleados que quedan están furiosos y niegan la realidad. Así es difícil hacer o aprender algo una vez desaparecida una causa.
Los «pre mórtem», según Gary Klein, autor de Sources of Power: How People Make Decisions, son mejor idea porque pueden ayudar a evitar la muerte, en vez de explicarla. He aquí cómo funciona un «pre mórtem». El equipo se reúne durante la fase de lanzamiento. El jefe de equipo pide a cada uno que suponga que el proyecto ha fracasado y que explique las razones de ese fracaso -por ejemplo, la escasez de recambios-. Entonces el equipo piensa en maneras de evitar que se produzcan tales circunstancias, por ejemplo, localizando segundas y terceras fuentes de recambios.
El objetivo de los «pre mórtem» es evitar los problemas potenciales con el fin de aumentar las probabilidades de éxito. De este modo pueden aportar cinco ventajas:
- Identificar anticipadamente los problemas, y no cuando ya han ocurrido.
- Reducir la probabilidad de lanzamiento prematuro.
- Enfoques más creativos y organizados de los retos a los que tendrá que enfrentarse el equipo.
- Aumentar la sensibilidad hacia los primeros síntomas de alarma, puesto que el equipo ya los ha valorado.
- Participación de más miembros del equipo en un entorno menos regulado.
Pedir a los miembros del equipo que critiquen un proyecto que ya está en marcha es poco eficaz, porque a la gente no le gusta atacar el trabajo de los demás y teme que mostrarse críticos los convierta en malos compañeros «que no apoyan el programa».
En cambio, estas cinco ventajas hacen del «pre mórtem» una buena inversión de tiempo y esfuerzo. Pueden ayudar a asegurar el éxito y hacer que los temidos post mórtem resulten innecesarios.».
Pues aquí queda, mis improbables lectores (cómo me gusta esta frase de Manolo Rodríguez Rivero), todos a hacer pre-mortem.
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