Quiero recoger un texto de Ariadna Benet i Mònico sobre «La ética del consumo desde la perspectiva de las organizaciones», dentro de la asignatura de Consumo responsable e inteligencia de mercado, de la UOC.
«El consumo es el uso final de bienes y servicios, ya sea para satisfacer al sujeto consumidor directamente (ropa, comida, coches, papel, etc.) o para satisfacer las necesidades de producción o servicio de una organización (recursos naturales o productos intermedios). En sociedades poco avanzadas, el consumo es un acto primario para la satisfacción de las necesidades más básicas. En sociedades más avanzadas, donde la diversidad y cantidad de bienes de consumo es ingente, la decisión de adquirir un producto en detrimento de otro implica tomar una decisión, la cual vendrá influida por criterios personales o colectivos. Estos criterios son la combinación de unos valores éticos y unas necesidades funcionales, que, conjuntamente, determinarán el precio que un individuo u organización está dispuesto a pagar y el esfuerzo (o inversión) que está dispuesto a hacer para adquirir un producto determinado.
La procedencia, composición, producción y comercialización de los productos que adquirimos diariamente son cuestiones que preocupan cada vez a más gente, hasta el punto de convertirse en criterios de selección importantes. Cuando la sociedad, en su conjunto, ha empezado a ser consciente de las consecuencias sociales y ambientales, en forma de guerras, pobreza, desigualdades sociales o daños a la salud, de sus decisiones como consumidora, es cuando han empezado a aparecer movimientos sociales y líderes empresariales con voluntad firme para cambiar malas praxis e incorporar el respeto a la dignidad de las personas y al medio natural en el seno de la ética social y empresarial, es decir, la recuperación de los valores sociales y ambientales fundamentales.
De esta conciencia colectiva han surgido movimientos organizados, como Slow Food, Comercio Justo, Economía Solidaria o Km0, y corrientes empresariales, como la economía del bien común, las B corporations o la economía restauradora, que están forzando nuevas maneras de consumir y hacer negocios. Coinciden en pedir un nuevo paradigma organizativo basado en el valor de las personas y el medio natural y en la necesidad de preservar los ecosistemas para parar la pérdida de bienestar social.».
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